Con Testualia, el bilbaíno Jon Santos ha combinado la vena empresarial heredada de su padre con su interés por la tecnología. Desde octubre, ha creado 50.000 exámenes para 16.000 profesores y estudiantes
Ainhoa Hernández
Jon Santos mamó el emprendimiento en el hogar familiar. Su padre siempre ha estado al frente de empresas, de ahí que este joven bilbaíno llevara en la sangre el deseo de poner en marcha su propia compañía. Vincular su proyecto con la tecnología fue una mezcla de oportunidad e interés. “Aunque no hubiera contado con el ejemplo de mi padre y tuviese que empezar de cero, estoy seguro de que vincularía el proyecto a la tecnología. Solo veo ventajas”, explica.
El CEO y fundador de Testualia estudió Administración y Dirección de Empresas en la Universidad del País Vasco y continuó su especialización en banca. Precisamente, la compañía nació en 2018 como fruto de esta línea de aprendizaje, enfocada a ser una herramienta para potenciar la formación financiera. Empresas como BBVA o Bankinter Portugal la usaron para preparar a sus trabajadores.
Pero en octubre del año pasado, Testualia experimentó una transformación visceral al convertirse en una herramienta abierta para aquellos estudiantes y profesores que quieran crear exámenes utilizando la Inteligencia Artificial (IA). La idea de negocio también se gestó en su casa: “Mi padre también es profesor, y veo cómo sus alumnos le piden más simulacros de exámenes. Este proceso, que supone mucho tiempo y esfuerzo, puede acortarse si le pides a la Inteligencia Artificial que prepare preguntas sobre un contenido concreto”.
TESTANDO TESTUALIA
Antes de lanzar el proyecto al mercado, creó un grupo de Telegram para contrastarlo con opiniones de usuarios. “Si tienes a gente muy involucrada testándolo, puedes evolucionar sin ir a ciegas”, resalta.
Jon Santos: “Mi padre también es profesor, y sus alumnos le piden más simulacros de exámenes. Este proceso puede acortarse con la IA”
De los primeros que probaron la herramienta, recogió buenas reseñas y valoraciones. Así que llegó el momento de presentar la nueva Testualia al mundo. Y, en octubre de 2023, fue lanzada al ámbito educativo. Desde entonces, la firma no ha parado de crecer. En tan solo seis meses, ha generado 50.000 exámenes para más de 16.000 usuarios, y la plantilla ha pasado a estar compuesta por siete personas, dos de ellas como colaboradoras freelance.
Para Santos, la IA permite enfrentarse a un lienzo en blanco y construir aplicaciones que faciliten su integración con las personas. Es, a su juicio, una apuesta segura. “La gente quiere llegar de un punto A a un punto B. Y, si puede recurrir a ti para que le lleves a ese sitio, te pagará por ello”, defiende convencido.
Su convicción quizás nazca de una curiosidad insaciable, que le ha llevado a cultivarse también en campos como el marketing digital, la escritura persuasiva o la programación. “El otro día fui a una formación a Urduliz para buscar a programadores que contratar y acabé apuntándome yo al curso”, ejemplifica.
VISIÓN DE FUTURO
‘Kai’, su joven perro de raza desconocida, merodea por el despacho de Santos. Se acerca en busca de caricias mientras observa atento cómo el emprendedor vizcaíno visualiza el futuro de Testualia: “Aspiramos a ser la plataforma a la que recurran todos los profesores y estudiantes tanto para practicar y aprender cuando son alumnos como para evaluar conocimientos en materia de docencia. Nos gustaría que las empresas e instituciones educativas adopten nuestra herramienta en su catálogo de recursos”.
“La gente quiere llegar de un punto A a un punto B. Y, si puede recurrir a ti para que le lleves a ese sitio, te pagará por ello”
Son varios los centros de formación que ya se han registrado en Testualia y emplean sus contenidos para, a continuación, poner a prueba el conocimiento de sus estudiantes. En cuestión de minutos, tienen terminado un trabajo para el que antes necesitaban semanas. Además, la empresa quiere incorporar nuevas funcionalidades próximamente. “Buscamos seguir aportando valor al usuario al ser un modelo de suscripción”, apunta.
Al consultar la página web de Testualia, aparece un vídeo donde su fundador desgrana el uso de la herramienta. Pero no es casualidad que recurriera a esta fórmula. Desde el inicio del proyecto, tuvo clara la importancia de poner rostro a su tecnología, de que el usuario identificara una serie de valores en la compañía. “Intento, y voy a seguir intentando, que no te hable un logo, sino una persona. Tanto el mercado como los usuarios valoran mucho ver a personas detrás, que hablen en tu idioma y que sean humanas. Eso proyecta una imagen de confianza positiva para la empresa”, remarca.